El mundo se encuentra sumido desde hace meses en una problemática respecto al abastecimiento de suministros, una cuestión que está afectando al desarrollo del tejido empresarial a muy distintas escalas.

Debido a la pandemia, en la que la mayoría de industrias se vio obligada a parar su actividad, los ritmos comerciales se alteraron, yendo a distintas velocidades en función de la evolución epidemiológica de países de los cinco continentes. La recuperación produjo grandes desequilibrios, especialmente en el comercio marítimo, el más importante de todos cuantitativamente, que no da abasto.

Esa demanda acumulada, muy superior a la capacidad de los barcos y los contenedores disponibles actualmente, está produciendo retrasos y encarecimiento en las materias primas de las que dependen compañías de toda la geografía mundial. Afortunadamente, esta circunstancia no ha producido desabastecimiento de productos de primera necesidad a nivel global, pero sí de elementos esenciales para el normal funcionamiento de muchas industrias. Especialmente en un ámbito tan globalizado e interdependiente.

Todo ello está produciendo retrasos en la recepción de mercancías por las que además se está pagando un precio superior al habitual, lo que hace que muchas empresas estén pasando momentos complicados al tener que afrontar mayores gastos para desempeñar una actividad y que en muchos casos asumen sin trasladar ese incremento a sus clientes. Algo que en determinados productos es ya insostenible y se refleja en el  precio que ha de pagar el consumidor.

AEMPRESAS confía en que esta situación vaya resolviéndose paulatinamente para que el tejido empresarial recupere su vigor como actor fundamental en la economía y el empleo. Y aprovechamos la ocasión para animar a todas las empresas de Sanlúcar que están soportando con esfuerzo y paciencia esta circunstancia.